La solución de la crisis del sistema, posiblemente
pasaría, pensando y actuando entre todos sin egoísmos, porque los Estados
recuperaran el monopolio de emitir dinero conforme al censo de población y las
necesidades esenciales básicas de consumo, además del monopolio del empleo u
ocupación. También podría ser que se estableciera un sistema de monopolio mixto
entre los Estados y la banca. Se necesitaría establecer una Renta Básica de
acuerdo al censo de población y las
necesidades esenciales de consumo, inclusive las necesidades y servicios
comunes por medio de los estados nacionales y locales, asegurando el flujo dinerario
necesario para alimentar el sistema productivo esencial básico, que a su vez autofinanciaría
y generaría demanda de empleo y consumo de acuerdo a los medios y posibilidades
del sistema productivo.
Obviamente se deben de equilibrar las rentas y los
precios globalmente, diseñando y estableciendo un mecanismo que permita
recaudar y gestionar las diferencias dinerarias, evitando la deslocalización
productiva y poder así realizar las
inversiones que sean necesarias para generar la autosuficiencia, además de
mejorar el progreso y bienestar en cada localización. Posiblemente deberemos de retroceder y buscar
la autosuficiencia local e intercambiar
con los demás las carencias, en armonía y equilibrio preservando la naturaleza
y los bienes esenciales, potenciado y procurando "La motivación por el progreso y el bienestar del ser
humano" como paradigma e ideal, sin la división y exclusión de las personas
por cualquier causa, haciendo efectivo actualizado la Declaración de los
Derechos Humanos Universales.
La propia sociedad de consumo y
sistema productivo deben de ser remplazados por la “Motivación de un mundo
de abundancia” en armonía y equilibrio con el entorno en que toda
las personas puedan acceder y disfrutar activamente de los derechos humanos
en libertad y libre elección, sin más condicionante que el conocimiento y la
disponibilidad de cada cual con los medios de producción, transformación
de la propia naturaleza y los recursos.
Así, las diferencias deben de
sobrevenir por la propia naturaleza y el esfuerzo del intelecto, no
por las cosas y medios creados por el hombre. Las cosas creadas por el hombre
deben de estar al servicio del ser humano y no al revés como sucede, pues
entonces de qué sirve el progreso si sólo se benefician unos pocos privilegiados
a costa de los demás.
La
responsabilidad de los gobernantes, políticos y dirigentes, que libremente han
elegido su obligación y deber social, es garantizar sin egoísmo el bienestar
presente de los ciudadanos y el futuro de nuestros hijos. Este es el único mandato
que tienen los gobernantes democráticos de los ciudadanos.