En los
próximos 20 años seguramente los problemas del momento tendrán muy poco que ver
con los actuales, simplemente por el recorrido y caducidad del conocimiento, la
caducidad y el progreso tecnológico y la concurrencia en el tiempo de multitud
de decisiones y acciones humanas con diferentes grupos de resultados. Se
necesitará pues, cambiar de sistema e integrar paulatinamente en armonía y
equilibrio nuevas leyes y normas que impidan las actuales discriminatorias
e ilícitas que pervierten los más elementales Derechos Humanos, que
proporcionan ventajas y posición
de dominio a quienes deciden y actúan con el mejor conocimiento y medios
perjudicando a la inmensa mayoría.
Si por las causa que fueran en el tiempo, cuanto se disponga y acuerde perjudica a cualquiera, se debe de revertir y restituir la ventaja o desviación que se produzca en perjuicio de quien sea, pues de lo contrario supone mantener una posición de privilegio ilegítima contraria a la esencia del derecho y la justicia.
Si por las causa que fueran en el tiempo, cuanto se disponga y acuerde perjudica a cualquiera, se debe de revertir y restituir la ventaja o desviación que se produzca en perjuicio de quien sea, pues de lo contrario supone mantener una posición de privilegio ilegítima contraria a la esencia del derecho y la justicia.
Sin
duda se necesita una eficiente y equilibrada gestión económica y fiscal, que
evite los efectos perniciosos que nos ha llevado a esta brutal crisis humana.
El dinero solo debiera ser un instrumento de intercambio de nuestro propio
tiempo agregado al de los demás en la cuantía que sea necesaria, para
intercambiar nuestras necesidades según las disponibilidades del entorno sin
ventajas para nadie, procurando evitar los males implícitos y perversos.
Posiblemente
si se añadiera la caducidad, obligada renovación y emisión anual del dinero de
acuerdo al censo de población y las necesidades esenciales básicas de consumo,
vivienda, suministros y transporte de manera equilibrada y eficiente permitiría
generar la plena ocupación, siempre que los beneficios generados se queden en
las diferentes localizaciones del sistema productivo y consumo.
Esta
nueva
emisión a modo de Renta Básica se puede perfectamente entregar directamente a
los ciudadanos por medio de la red de oficinas bancarias que gestionarían y
administrarían por delegación como agentes fiduciarios del Estado de modo que
el flujo dinerario recorra todo el circuito del sistema productivo de la oferta
y la demanda sin ventajas para nadie. Habría que reagrupar y aplazar 10 años o el
tiempo que sea necesario flexiblemente, la totalidad de las deudas actuales
para amortizarlas con los excedentes y beneficios que le economía real genere
sin sufrimientos de los ciudadanos y sin el mal aprovechamiento o
infrautilización de los recursos, medios y en general de cuanto tenemos de bueno y provecho.
Transitoriamente se debiera derogar el artículo 21.1. del Tratado de
Funcionamiento de la UE y similares del resto de países, que impide a los
Estados financiarse en sus necesidades directamente a coste 0 de la propia
emisión de su dinero que es de todos.
Así, mientras
no se suprima la tiranía y dictadura del dinero y se disponga del mismo
libremente como bien universal, como medio e instrumento de intercambio no
habrá progreso posible ni solución a las causas de la crisis y los problemas
implícitos con el sistema económico que se trata de sostener a costa del
sufrimiento de millones de personas.
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